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Columnistas de OvejeroAleman.com: Juan Messina

"Que significa ser el feliz propietario de un Ovejero Aleman"

No me pregunten el porqué y el como de estas elucubraciones, pero creo, sin temor a equivocarme, que en algún momento todos deberían tener la necesidad de hacerlo como una forma de reconocer y analizar en lo profundo del alma, lo desaprensivo e injusto que el hombre suele ser con estos seres que alegran nuestra vida plagada de innecesarias ambiciones.

Entre las muchas faltas que el hombre suele cometer contra su amigo, la más habitual y cotidiana tiene que ver con su adiestramiento se suele decir que existen tantos métodos como adiestradores hay en el mundo y vaya mi respeto incondicional hacia todos los que consiguen resultados, sin castigos y maltratos innecesarios, pero la contrapartida son los audaces que se llaman a sí mismos adiestradores y dicen ser promotores de infalibles métodos de entrenamiento .

He visto a muchos de estos señores al aplicar sus métodos en campos de trabajo y en alguno que otro lado que no viene al caso mencionar, cometer gruesos e insalvables errores, entiendo que en forma inconsciente algunas veces, evidentemente devenidos de su absoluta falta de conocimiento, aunque la mayoría de las ocasiones se derivan de su impotencia por el poco oficio que ostentan y dudo que sean conscientes de ello.

El resultado es que terminan martirizando al ser que están entrenando y de quien dicen ser sus amigos, lo peor es que están creando las bases para accidentes como los que a diario vemos en las páginas policiales, llegando incluso al colmo de tirar por la borda todo su trabajo, luego de perder la paciencia entrando en una espiral de ira que solo se detiene cuando ya es tarde.

El entrenador, luego que todo ocurrió descubre a veces, que el único culpable es el mismo y no su sufrido pupilo, obligándose a inútiles arrepentimientos por los injustos e injustificables maltratos propinados en esos arranques de bestias propios del ser humano, más allá de las imborrables marcas que a nivel psíquico quedan para el pobre perro.

Por eso opino que el entrenador o adiestrador profesional tiene seguramente como una de las responsabilidades más evidentes, el cumplir con su trabajo en función de lograr sujetos aptos para la convivencia con la sociedad, responsabilidad que, si bien parte inicialmente de la base de criar individuos emocionalmente estables, condición sine qua non, para considerar al perro, nuestro mejor aliado, es aquella la determinante fundamental del método usado al entrenar.

Los problemas de angustia y soledad que rodean a esta sociedad enferma de envidia e innobleza y falta de valores esenciales, tienen en el perro una verdadera terapia alternativa, es verdad que todos los males que nos aquejan no se van a solucionar de esta forma, en el terreno de la ayuda humanitaria, el perro se ha convertido en un excelente catalizador, entregando efectivos resultados que se han comprobado científicamente y que día a día van sumando mayor cantidad de adeptos a su uso.

La ciencia ha descubierto además que los perros, son capaces de despertar profundos sentimientos en aquellos que padecen además de los mencionados problemas de angustia y soledad, consideradas la principal enfermedad de nuestra civilización, incapacidades severas de todo tipo, como autismo, senilidad, oligofrenia, hemiplejías, ceguera, etc, convirtiéndose en muchos casos en la única salida de quienes sufren estas terribles enfermedades.

El simple hecho de reconocer los mencionados valores esenciales que nuestro amigo nos brinda a lo largo de su existencia como la lealtad, la fidelidad, la nobleza, el culto a la amistad, el valor y otras virtudes que todos conocemos o debiéramos conocer e incluso adoptar, casi seguramente al hombre no le vendría mal, intentar mejorar su propia condición humana a partir de tratar de parecerse un poco a su mejor amigo.

Todo lo enunciado hasta ahora, que es simplemente lo que cualquier persona con apenas un poco de sensibilidad y capacidad de análisis y observación puede concluir en su condición de amante de los perros y en mi caso, del pastor alemán, me empuja obligatoriamente a hacer otra serie de reflexiones que son necesarias a partir de considerar, desde otro punto de vista a la raza, basándome en la importancia que se deja traslucir a través de todos los sentimientos y sensaciones que nos despierta y produce la convivencia con nuestros propios perros, sin perder por ello la objetividad necesaria.

Partiendo de la cada vez más acuciante y extrema necesidad de parecer esbeltos y delgados y de que solo los lindos y hermosos tienen cabida en este mundo, llego a la conclusión de que en realidad vivimos en una sociedad que rinde culto a la belleza externa y en donde los valores internos pasan totalmente desapercibidos; en razón de ello cuando en alguna ocasión, hablando de nuestro tema favorito, escucho algunas expresiones como : " mira que grupa " o " que excelente tren anterior " o " que buena línea superior " y tantas otras expresiones parecidas, descubro que lo enunciado al comienzo del párrafo, se aplica no solo a las personas sino también a nuestros pastores, a través de apreciaciones que si bien tienen un trasfondo técnico y me parece muy bien que lo tengan, por lo general son de tipo superficial o vacíos de contenido.


Que puede tener de lindo un ejemplar que solo lo es externamente y en su interior no tiene absolutamente nada?, y no me refiero solo a la descripción enunciada al principio de este escrito, sino a valores intrínsecos y fundamentales que fueron impuestos por el padre de la raza cuando se decidió a llevar a la práctica las características que en su mente se anidaban, dando forma al perro más famoso del mundo

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